lunes, 14 de diciembre de 2009

Los jardines secretos de Mogador



"Aquella mañana tuve finalmente que aceptarlo. Se había apoderado de Jassiba una extraña obsesión por los jardines.

Comenzó como cualquier otra manía: con una mirada extraña, indescifrable. ¿Qué veía Jassiba en todo con esa nueva fijeza? Al principio no le di mucha importancia.

Luego parecía dejarse hipnotizar por ciertas flores como si mirara al mar o al fuego. En todos los rincones de la ciudad y hasta en las calles quería sembrar árboles. No sólo quería entrar en el patio interior de todas las casas de Mogador donde hubiera el menor indicio de una planta sino que, además, comenzó a mirarnos a todos y a todo como si fuéramos parte de algún jardín en movimiento.

Según ella, sus amistades se marchitaban o florecían, algunas se plagaban. Había también personas que eran flores de un día. Injertos, abonos y podas eran algunas de sus palabras favoritas para describir todo lo que hacía y por qué lo hacía. Para ella el mundo entero se convirtió de pronto en la transcripción de un gran jardín, el jardín que contiene a todos los jardines.

Un día la sorprendí sentada cerca de su ventana, ofreciendo su piel al primer sol del día. Los pies primero, luego las piernas, y más tarde la madeja de su pubis que ella miraba como si fuera un arbusto, un bosque, un sembradío. “Mis plantas se alegran”, me dijo sonriente, sin retirar la vista del mechón de vellos alborotados sobre su vientre. Una nueva línea obscura parecía crecer delicadamente hacia su ombligo. Era feliz y estaba llena de paz, como alguien contemplando uno de esos paisajes que llenan el horizonte.

Pero comencé de verdad a preocuparme el día que ella despertó emocionada gritando: "Ya llegó el gran jardinero", justo cuando iba saliendo el sol. Abrió la cortina hasta que se iluminó un filón de su cama y se desnudó para ofrecerse al primer rayo de calor de la mañana. Extendió sus piernas muy lentamente, luego fue separándolas con emoción y, sin tocarse, muy despacio, columpiando su respiración y su pubis al filo tenaz de la luz, hizo el amor con el sol.

Yo la miraba en silencio, asustado y fascinado al mismo tiempo, lleno de escalofríos, celoso de los dedos afilados del sol. No me atreví a tocarla o siquiera a interrumpirla. Sentí que mis manos estaban, sin remedio, muy frías. Después de haber recuperado el aliento pero aún respirando profundamente, Jassiba se acercó despacio, me acarició la mejilla, me dio un beso y me dijo al oído, con voz lenta y grave, que su felicidad era enorme, que había estado en el paraíso, en el jardín de los dedos del sol. Me quedé mudo, atado a mi sorpresa. "


Del libro: Los jardines secretos de Mogador- de Alberto Ruy Sánchez





Lee sobre "La mano del Fuego" del mismo autor...


6 comentarios:

  1. La que me quedo fascinada soy yo...

    La imaginación para escribir en inmensa hasta hacernos creer lo increíble, y le voy a dar un aplauso, a el por jugar con las palabras y a ti por traérnoslo para que lo conozcamos.

    Un besito de luz y hasta pronto amiga.

    Marí

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  2. Marí (Gata Coqueta):
    Me da gusto saber que también a ti te ha gustado este escritor.
    Comparto tu aplauso y te deseo muchos días de alegria, amor, abundancia y salud.

    Mi cariño
    Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ-Ro- Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

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  3. Hola Ro:
    el relato me ha encantado, llevo poco tiempo en estos de los blog y me ha llamado la atención el nombre de tu blog(Taller literario).
    Si quieres podemos hacer un enlace utilizando los "seguidores". para seguir en contacto.

    Un saludo.
    Nuria.

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  4. Hola Nuria:

    Claro, me parece bien el enlace.
    Dias maravillosos para todos, felices fiestas.
    Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ-Ro- Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

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  5. Saludos Sakkarah: Gracias por tu comentario, como ya te habrás dado cuenta, me gusta postear textos no muy largos, pienso que 'de lo bueno poco' jejeje
    Al menos yo disfruto mucho tus blogs precisamente por la brevedad de tus entradas y su calidad.

    Un abrazo con cariño para ti amiga
    Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ-Ro- Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

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