viernes, 21 de enero de 2011

Erotismo literario en la antigüedad

Historia

El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad y la cultura del hombre desde los inicios de los tiempos, y el caso de la literatura no es una excepción, si bien a menudo se ha visto sometida a la censura por considerarse un tema reprobable o pecaminoso. Asimismo, también es frecuente la alusión al sexo o pasajes eróticos englobados dentro de obras mayores, no como tema principal de la obra, sino como capítulos aislados que contribuyen al devenir de la narración o al desarrollo de personajes. Así, por ejemplo, es posible encontrar fragmentos claramente eróticos en obras como el Quijote de Cervantes o el Ulises de James Joyce, sin que por ello se considere a estas obras dentro del género.

Erotismo literario en la antigüedad

Ya en el Antiguo Egipto, se redactaron tratados acerca del sexo, en ocasiones meras recopilaciones de posturas sexuales, como por ejemplo en el papiro de Turín, donde se detallan las variantes del acto amatorio. Aunque poco se conserva de la época, sí se han salvado algunos fragmentos, como por ejemplo en el papiro de Leide, donde se propone la "confección de una imagen del amor"

La literatura antigua relativa al erotismo se caracteriza principalmente por la unión entre lo divino y lo terrenal. Son frecuentes las alusiones a los dioses y los cultos a la fecundidad y al falo. Las obras se encuadran habitualmente en manuales de posturas sexuales, poesía y obras de teatro. Aparte de tratar la heterosexualidad, son frecuentes también las referencias al sexo oral y al lesbianismo. Las hetairas, mujeres que elevan la práctica del amor a la categoría de arte, fueron autoras propias de tratados sobre dichas prácticas, pudiéndose enunciar los tratados de Artyanassa, vieja servidora de Helena, de Filenis de Samos y los de Elefantis. No en pocas ocasiones, el erotismo literario va asociado a la comedia o se asocia con la sátira y la crítica social.

Los primeros escritos de literatura erótica se remontan a la Antigua Grecia, en torno al año 400 a. C., cuando el dramaturgo Aristófanes escribió la obra de teatro Lisístrata. De alrededor del año 300 a. C. datan los obscenos poemas satíricos de Sotades, que llegaron a acarrearle la prisión por las críticas hacia la unión de Ptolomeo con su hermana Arsinoe. Durante un tiempo se identificó incluso como literatura sotádica a la propia literatura erótica. Hacia el siglo II a. C. se atribuye a Luciano la escritura del libro pornográfico más antiguo, Los diálogos de las cortesanas. Es Luciano, precisamente, quien emplea por primera vez el término del lesbianismo para definir la homosexualidad femenina.

La Antigua Roma también es rica en este género literario, cultivado entre el siglo II a. C y principios del siglo I. A esta época pertenecen los Priapeos o Priapeya, una serie de poemas acerca del dios Príapo. Aparte de los acercamientos al género de autores como Marcial, Juvenal, Plauto, Catulo y Horacio, caben destacar El arte de amar, de Ovidio, El Satiricón, de Petronio y El asno de oro, de Apuleyo, como obras más relevantes de la época.

En la Antigua China, durante el período Han (alrededor del año 200 a. C.) circularon diversos manuales didácticas sobre la práctica sexual, siguiendo la fórmula literaria del diálogo entre un Emperador y sus preceptos o profesores sexuales.

En el siglo IV, apareció en la India el Kámasutra, el más famoso y universal de los manuales de sexualidad. Escrito por Mal-la Naga Vatsiaiana como un texto religioso dirigido al pueblo, la obra es un compendio de técnicas y consejos en las artes amatorias, que van desde el erotismo y la sensualidad más sutiles hasta una descripción detallada y gráfica de posturas sexuales para el acto de la cópula.

Procedente del Oriente medio musulmán es la obra medieval Las mil y una noches, del siglo IX, en la cual se trata el tema de la infidelidad. También de origen musulmán es El jardín perfumado, de Cheik Nefzaoui, un manual al estilo del Kama sutra. Un segundo manual surgió en la India aproximadamente hacia el siglo XV o XVI, el Ananga Ranga, de Kalyana Malla, con una serie de consejos para evitar la monotonía en el matrimonio e impedir la separación entre hombre y mujer.


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4 comentarios:

  1. En una ocasión les leí a unos compañeros un trocito del "Cantar de los Cantares", me dijeron que era un texto erotico muy bello, cuando les dije que era de la Biblia no se lo creían.
    Es una muestra de que el erotismo elegante, respetuoso existe desde siempre. Besitos.

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  2. Pepi: Nos asombrarían las muestras de creatividad legadas de otros tiempos, la belleza es universal y parte de nuestra vida humana y espiritual y el erotismo literario es un arte sutil cuando esta bien escrito.
    Abrazos y gracias por compartir.

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  3. Me ha gustado mucho tu blog. Llegue aqui por casualidad. Visitare seguido estos lares.

    Saludos

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  4. Iván: Eres bienvenido, gracias por tu comentario :)

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