viernes, 11 de marzo de 2011

El Alma

“Dedicado a aquellas personas que luchan para que más allá del hombre o la mujer, existan los seres humanos”.


Mujer acostumbrada a vivir sin alma, eso decían ayer, ni tú, ni las de tu estirpe. Eva o Lilith ¿Qué más da? Agazapados el cuerpo y la razón tras los visillos deshilachados de tus enaguas. Te adiestraron para crecer allí, pero a poco que se descuiden hasta aprenderás a hablar. Será que regresa a ti si lo reclamas, el vigor de tus hermanas de la Piedra, mansos matriarcados arropados con pieles a la luz de la hoguera, nigromantes, hechiceras que sanan y ven más allá del principio, cuando en la tierra el vientre y la semilla caminaban a la par. Desde entonces te paseas por el orbe, te disfrazas con mil caras, pero todas son la misma. Así lo dicen sus senos. Y llega Lisístrata sin sexo, arengando a las esposas de Atenas, hasta conseguir que desarmados y tiernos regresen los hombres a sus regazos. Hipatia coronando el ágora sin recelo, descifrando los astros, el cálculo y el entendimiento. Hembra sangrante cada mes, pero nunca impura, acaudillando la verdad que despojada de toda discordia alimenta el saber. Egeria, primera viajera poniendo distancia entre celo de hombre y ambición, se engalana con su peregrinar. Y cabalgas presurosa por el tiempo, se deshacen las épocas y tú continúas allí, mujer, siempre mujer, sin renunciar a tu rango. Llega Juana con sus tropas; Juana Inés reclamando al claustro su soledad, para beberse la mudez de sus libros; Hélen Kéller, desterrando la ceguera de los que no quieren ver; Curie devorando enseñanzas en la clandestinidad pretenciosa, antes de desgranar la ciencia y obsequiarla a los que han de nacer; Campoamor soñando el voto. Teresa siempre; Rigoberta extendiendo bálsamo a los derechos quebrados. Eres todas y solo una, hijas de la misma entraña, porque si un pecho rezuma leche y amor, sus caricias saben igual. Y hoy, ahora susurras a gritos. -¡Sombras, sois solo sombras, bajo la cárcel negra del chador, del golpe o la mentira! Y quisieras dormirte en barbecho, cuando el amo sin rostro alza la mano a tu hermana y si se cansa de oírla, la convierte en victima sin número del rencor. Pero despiertas de nuevo mujer, siempre despiertas, le rebanas horas a la vida y te alimentas con ellas, porque sabes que en el fondo siempre te quedará, el alma que te negaron, para continuar.

Pepi González Cuesta












2 comentarios:

  1. Eres el amor de amiga más grande que he conocido, es un autentico honor estar en tu blog, asi me siento todavía más cerca de tí.

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  2. Pepi... Todas somos una, mis amigas y hermanas las MUJERES, que se entregan y lanzan al vacío en aras del amor, cuna y fuente de emociones; ingeniosas y creativas, calladas y pasivas, receptoras.
    Que saben alzar la voz y luchar hasta la muerte por las causas que hacen propias y defender aguerridas a sus vástagos.
    Mujeres de mil colores, de mil idiomas, de todo el orbe... mis amigas, mis iguales, mis hermanas.
    Estoy contigo querida Pepi, más allá de la distancia.
    Ro

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